martes, 24 de mayo de 2016

Poema PER CRUCEM AD LUCEM por Mhyrveán Camilo Quiñones

PER CRUCEM AD LUCEM

Autor: Mhyrveán  Camilo Quiñones

Déjanos Padre
Dios de amores y consuelos
De esperanzas y 
de anhelos
Hasta la Cruz de tu Hijo
Acercarnos con denuedo
Para ser por siempre esclavas
Del MEMORIAL ANTIGUO Y NUEVO
Que en la cima del Calvario
Para nosotras dejara.
Allí está nuestra cuna y Tú eres nuestro dueño.

Lanza, Cruz, Corona y Clavos,
Unos labios sitibundos
El Costado siempre abierto
Y el amor, fuego de incendios;
He aquí nuestros emblemas,
Nuestro escudo, nuestros sueños,
Los mismos que la MARQUESA
En inspiración divina

A nosotros nos legara
Perpetuando en ésta herencia
La enseñanza recibida
De aquel Dulce Enamorado
Del Nazareno bendito,
Hecho Hostia, Trigo y Luz
Que en memorial sacrosanto
Fue el Gran Pablo de la cruz.

Una Madre dolorosa,
Una Virgen sin igual
Una ESCLAVA bendecida
Por su HUMILDAD PROVERBIAL,
Una REINA VALEROSA
CORREDENTORA TOTAL
Traspasada por la Espada
Que el profeta le enunció
En siete heridas abiertas
Por cuyo cauce corrió a borbotones de amores
Su entrañable intercesión,
A todas abriga ahora
Con maternal protección.

Los jóvenes en peligro
De inminente perdición,
O aquellas que ya humilladas
El mundo las despreció
Después de haberlas sumido
En el llanto y el dolor,
Son nuestras Hijas y hermanas
Son la razón del amor
Y a ellas nos consagramos
Buscando su redención.
Son nuestras sus esperanzas
Su martirio y su dolor,
SON NUESTRAS SIETE ESPADAS
QUE SURCAN EL CORAZÓN;
Serán ellas redimidas,
Cubiertas son sus heridas
Consentidas con fervor,
Amadas sin miramientos,
Sin quejumbres, sin horror.
Son ellas, de la corona
Dolorosa en su pasión
Las SIETE PERLAS  PRECIOSAS
Que suavicen su dolor.

La Santa Iglesia ha acogido
Nuestros votos y oración.
Ella nos fortalece y bendice nuestro amor,
Ese amor crucificado que redime y da valor
Para llegar al CALVARIO
Con el Cristo Redentor.

El Sagrario es nuestra fuente
Donde bebemos con sed
En silencio siempre orante
El agua del PARABIEN,
La misma que nunca acaba
Aunque bebamos de Él
Por centurias de centurias
Hasta hacernos como Él,
Trigo, Vino y Hostia pura
SACRAMENTO, ENTREGA Y FE.

Crucificadas con Cristo
Nuestro Dueño, nuestro Dios 
Los brazos abiertos tenemos
Para dar su redención
A todos nuestros hermanos
Del Oriente al Septentrión
Hasta abrazarnos gozosos
En abrazo redentor.

En memoria del Señor
Ésta entrega celebramos
Y en su cruz siempre esperamos
La Santa Resurección,
Y así, todos bendigamos
A Dios Padre de Amor
Que en donación generosa
A su Hijo nos dejó,
El mismo que por la fuerza
Del Santo Espíritu fue,
Carne Santa, Cuerpo puro
Que en María se encarnó.

A Dios Padre la gloria,
Al Hijo la adoración
Y al Espíritu Divino
Que a todos santificó
Alabanzas por los siglos
De los siglos del amor. Amén.

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